El Teatro

Hace ya cuatro años que intento formar parte de este mundo, pero quizá me tenga que remontar unos años más atrás para recordar cuando fue la primera vez que sentí esa atracción que tiene el Teatro.
Fue allí, ese lugar que ya nos queda lejano donde vivimos nuestras primeras experiencias y al que todos deseamos volver para recuperar nuestra inocencia: el colegio. Y no hay colegio sin sus típicos talleres escolares.
Taller de Teatro, resultaba atractivo y contaba con la recomendación de una amiga que ya había estado el curso anterior. La verdad es que tengo vagos recuerdos de ese taller, pero recuerdo mi ilusión, mis ganas de tener algun papel, y cómo no, recuerdo el personaje que tuve que "interpretar": una ancianita que usaba bastón y hablaba con su nieta. Tampoco puedo olvidar la bata roja que mi abuela me prestó como vestuario. Lo que nunca podré olvidar es esa sensación antes de salir al escenario, nervios e ilusión, una sensación increible... Quizá estaba demasiado nerviosa, pues creo recordar que tuve un fallo de texto. ¡Pero qué le vas a pedir a una niña de 10 años!

El año siguiente el taller no se realizó porque la mujer que lo impartía ya no estaba. Después de esto pasaron los años, pero siempre con la sensación de querer retomarlo, de dar clases más "serias", de probar, de disfrutar... Y un día en verano tomé la decisión, era el momento, quería probar, quitarme esa espinilla de saber si de verdad disfrutaba el teatro o si fue una etapa en el colegio. Y  lo que encontré fue mucho más de lo que jamás hubiera imaginado, si no ahora mismo no estaría escribiendo esto. Con 15 años comenzé a dar clases semanales, los viernes por la tarde. Para muchos de mis amigos esto era casi un "sacrificio", ¡desperdiciar un viernes!, para mí no era ni muchos "sacrificarse" ni "desperdiciar", era llegar allí y no querer irte, era casi la alegría de la semana. Culpa de esto la tienen esas personitas que formabamos ese curso, que fue increíble. Fue una suerte compartir las clases con esas personas, personas a las que siempre tendré gran cariño y guardo en mis mejores recuerdos. Pero el grupo que formamos fue, en parte, tan bueno gracias a nuestra "profesora". Digamos que era más una hermana mayor, una orientadora, una consejera... Espero que todos ellos recuerden ese año como yo lo recuerdo, y le tengan ese mismo cariño.

"Así que pasen cinco años" de
Federico García Lorca.

Pero el tiempo pasa, y hay gente que se va y otra gente nueva que llega, personas a las que es imposible no coger cariño. Personas que cuando llega el verano echas de menos y estás esperando a volver a las clases para compartir esas cosas que no puedes compartir con tus amigos, cosas que solo se dan en las clases de Teatro, esas cosas que hacen que todos seamos una piña, un gran grupo en el que todos hemos nos conocemos y confiamos. ¿Quién no ha llorado, reído, gritado, frustrado, bailado, cantado, avergonzado, enrabietado, alegrado, muerto de miedo, desahogado, brillado...? Podría estar un día entero diciendo todas los sentimientos que se sienten en esas clases, pero para conocerlo hay que vivirlo.




Mientras vivía esta infinidad de cosas yo seguía pensando en si realmente quería dedicarme a ello, si quería ser actriz. Y después de casi tres años y medio de trabajo, ilusión y madurez,  pero también de frustaciones y épocas de "yo no valgo para esto" puedo decir abiertamente que sí, quiero llegar a ser actriz. Porque actualmente estoy viviendo un gran momento. Porque el teatro me ha cambiado la vida. Porque es una forma de vida. Porque el teatro es simplemente, MARAVILLOSO.

Os dejo con una canción con la que todos hemos simplemente "sentido".